No sé si siguen de moda los blogs.
Ni qué se lleva ahora. Desconozco dónde vomitan los adolescentes de hoy en día sus frustraciones e inseguridades como hacíamos nosotros allá por el 2009.
O quizás no lo necesitan. Igual con las RRSS de hoy en día tienen suficiente, o no tienen tiempo para más. "Porque ya está todo hecho." Y con eso basta.
Aún recuerdo cuando comencé este blog.
Nunca destaqué en nada especialmente, pero siempre me gustó probar cosas nuevas, y después de la música, el baloncesto y la acuarela empecé a escribir.
Sin tener ni idea. Sin ser buena. Sin ser creativa, -ni una creadora de contenido como se dice ahora-. Pero me gustaba. Me reconfortaba saber que una comunidad de desconocidos me leía y entendía, muchas veces mejor que mi gente más cercana. Era raro, lo sé, pero así éramos.
Esta página ha sido testigo de muchos miedos,
de esperanzas,
de mi primer amor -y desamor-,
de ilusión por todo lo que vendría.
Y no sé en qué momento permití que esa chica que se pasaba horas leyendo se esfumase, dejase paso a una más estable emocionalmente hablando, más madura, más con los pies en la tierra, y que sin embargo, no era cien por cien yo.
En fin, que hoy he encontrado la libreta con anotaciones de mi yo de diecisiete años,
y la he echado de menos.
Será que me he puesto nostálgica.